En el principio creó Dios los cielos y la tierra.
En la entrada de El Aleph les contaba como la letra A cedió su puesto a B al momento de la Creación. Dios entonces, tomó a Beth y con la Palabra como su agente creadora, forjó al mundo diciendo "Bereshit Barah Elohim et hashamayim ve et ha aretz".
El simbolismo oculto en la letra B es no menos poderosa que en A, sin embargo, es menos abundante, por ocupar el segundo puesto en la importancia del lenguaje. Para los griegos, Beta era lo que era: el número dos. Representaba lo que seguía (en puesto, no en tiempo) al primero.
Tenemos que remontarnos a los fenicios para empezar a tener una idea de lo que encierra B. Ellos escribían esta unión bilabial como
Beth /b/ |
y la nombraban Beth, que significaba "casa". Esto no lo encontrarán en las redes, porque es algo que se me acaba de ocurrir mientras escribía este anunciado anterior. Si beth significa casa, ¿qué tal si el símbolo fenicio representa la vela de un barco? Los fenicios son famosos por ser expertos navegantes (fueron los primeros domadores del Mar Mediterraneo), y es plausible que consideraran sus navíos como sus hogares, aquellos que les proveyeron de una casa en alta-mar, de refugio ante las tempestades marítimas, y ¿no es eso una casa? ¿Un refugio?
Los hebreos, como conté antes, tienen un hermoso mito sobre Bet como la primera letra en la creación del universo. Para ellos, bet también significaba casa, y la escribían así:
ב
Escribe Pedro Azara (arquitecto y profesor de de la Escuela Técnica Superior de Arquitectura de Barcelona) en su libro "Castillos en el Aire" (infinitas gracias a mi profesor de teoría de la arquitectura Alejandro Duarte por la oportunidad de esta lectura) que en Bet se encierra el origen divino del quehacer arquitectónico. Para ello hace uso del mito antes mencionado, e interpreta el grafema hebreo de Bet como una casa, con una abertura (la puerta) al occidente "donde se oculta el sol". Bet, la casa, abierta hacia donde muere el sol, siendo esta la Creación de Dios, representa el refugio en el mundo terrenal, por ello reconoce las cuatro direcciones cardinales en X y Y, pero no el Cielo y la Tierra en Z. Un muro al norte, otro al Este, otro al Sur y la puerta al Oeste. ¿Porqué la abertura en esa dirección? Dios nos provee de refugio, siempre y cuando le abramos nuestra casa al desdichado, al "muerto", al que viene de la noche, al errante, al perdido. Es nuestro deber divino "amarnos los unos a los otros, como Dios nos ha amado".
Dedicare otra entrada al tema del origen divino de la arquitectura, así que ya no me extenderé en el símbolo de Bet, solo recalco que significa casa y nuestro deber de abrirle las puertas a los necesitados.
Beth, Bet, y todas sus variaciones semíticas provienen de la palabra común para "casa" del Proto-Semítico "bayit", cuyo grafema proviene de una imagen de la Edad de Bronce (3300-1200ac) de una casa.
Pr "casa" |
Los egipcios lo llamaban "pr". Es el plano de una casa, abierta en este caso, al sur. Pr, en el uso de los jeroglíficos egipcios, era un sufijo que al usarse en conjunción con otra palabra significaba "casa de" como Pr-Ankh significaría "casa de la vida". La palabra faraón literalmente significa "Gran Casa" pues viene del antiguo egipcio pr-aa que significan "casa" y "columna", el título del faraón lo portaba aquel que habitaba en la gran casa y reinaba sobre sus súbditos, quizás por esto la casa abre hacia abajo, hacía los estratos sociales más bajos sobre los que gobierna el ser divino (los faraones eran considerados Dioses) que vive en la casa de las columnas.
Remontándonos al origen de la escritura en Sumeria, la palabra para casa era simplemente "e", como se escucha. Algunos piensan que se origina de "hai" o algo similar. Sin embargo, el símbolo original para casa me ha eludido, pero en el neo-asirio, se escribía como
E "casa" |
Es decir, B en sus épocas ancestrales era signo de recogimiento, de seguridad, de fronteras y de limitaciones. Uno se siente seguro en el hogar que Dios le creó, pero uno tiene también la obligación de dar asilo a quien lo requiriese.
No solo eso, el hogar puede estar en cualquier lugar. En la tierra, en el mar, en cuatro muros o un barco. El hogar es hogar siempre y cuando nos proteja de la noche, de los poderes del mal, y se ofrezca al servicio del prójimo.
El gobernante por tanto, tiene la obligación (por morar en la Gran Casa) de proteger a su reino, a su gente. El gobernante no es gobernante porque él lo sea, si no porque se encarga de abrir las puertas de Bet a todos sus ciudadanos.
Bet es el primer hogar (el mundo), y nuestra obligación de compartirlo con el prójimo.
Bibliografía
- Azara, Pedro. (2005). Castillos en el Aire: Mito y Arquitectura en Occidente. Barcelona, España. Editorial Gustavo Gili
- http://history-world.org/sumerianwords2.htm
- http://www.ping.de/sites/systemcoder/necro/info/sumerian.htm
- http://en.wikipedia.org/wiki/Beta
- http://en.wikipedia.org/wiki/B
- http://en.wikipedia.org/wiki/Bet_(letter)
- http://en.wikipedia.org/wiki/Pr_(hieroglyph)
- http://en.wikipedia.org/wiki/List_of_hieroglyphs/O
- http://en.wikipedia.org/wiki/Egyptian_hieroglyph
- http://en.wikipedia.org/wiki/Gardiner%27s_sign_list
- http://en.wikipedia.org/wiki/Pharaoh#History_of_the_Pharaoh_title
- http://en.wikipedia.org/wiki/%C3%89_(temple)