Los nihilistas están mal, la vida si tiene significado, y se ha venido contando durante milenios y puede destilarse a través de la meta-narrativa del héroe arquetípico o con el übermensch de Nietzche. Por alguna razón todos creen que el nihilismo de Nietzche era prescriptivo, y no, era descriptivo, y esto se entiende cuando vemos su teoría del übermensch, o lo que en esta entrada llamaré "héroe" y cuyo propósito es superar al nihilismo.
Cosmogonía de la meta-narrativa del héroe
La vida tiene un significado, sin embargo no es uno positivo, no es algo alegre y definitivamente no es atractivo. Ciertamente existe un significado en la vida del ser humano, y es el dolor. Incluso los nihilistas que dicen creer en la inexistencia del significado, actúan en base al reconocimiento del dolor. Su sistema de creencia, su filosofía, se basa en un argumento para evitar el dolor: si nada tiene significado, tu no eres responsable de nada. Y por obvias razones eso suena muy atractivo. Pero esta retracción del deber moral debido a la insignificancia de la vida sigue teniendo un propósito: evitar el dolor. El dolor es la forma más fundamental de la verdad, es la verdad pragmática, es el caos, el inframundo, es el terreno inexplorado en el espacio-tiempo, pues es lo que fundamentalmente guía nuestras acciones: querer evitarlo. Y estas acciones son las que nos permiten caminar con seguridad por un mundo explorado, conocido y seguro que llamaré Madre Naturaleza, o la verdad natural, la verdad objetiva.
Para rápidamente explicar la diferencia entre verdad objetiva y verdad pragmática: la verdad objetiva (o ciencia) te dice de que está hecho el mundo, y la verdad pragmática (o moral) te dice como actuar en ese mundo. Mucha gente disocia a religión y ciencia por este motivo. Creen que la verdad que explica la religión es una verdad objetiva, y no, es una verdad pragmática. Y no, ateos, no es necesario ser religioso para ser una buena persona, pero la religión al fin y al cabo en esencia es un sistema moral que se ha decorado con textos culturales para difundir más eficientemente ese sistema o código moral, también llamado un sistema de creencias, los cuales te dicen que es lo que es bueno y lo que no, y aún más incluso afectan literalmente la realidad (realidad y verdad no son lo mismo, la realidad es la percepción obligadamente subjetiva de la verdad natural) al darle prioridad a los objetos que consideras valiosos para las acciones que quieres tomar para llegar del punto A al B, esencialmente, tu sistema de creencia (moral) es tu vehículo en la verdad objetiva para explorar exitosamente la verdad fundamental del mar primordial y desconocido del dolor.
Según los existencialistas, nuestro sistema de creencia se cristaliza en nuestras acciones, así que los nihilistas al parecer también están equivocados en su axioma principal de que nada tiene significado, porque ciertamente el dolor tiene significado para ellos, y por eso buscan evitarlo, de una manera egoísta, pero al fin y al cabo, es su propósito. Y uno no puede decir que los nihilistas no tienen razón en querer tirar la toalla. ¿Quién querría realmente ser responsable de sus propias acciones? Es mucho más fácil pretender que la vida es insignificante y todo carece de sentido y por lo tanto tus acciones no tienen responsabilidad individual. Excepto que eso no les evitará dolor, solo lo aumentará.
Es la historia más vieja del libro: Caín y Abel. Por un lado, Abel, el hijo que se apega a su sistema de creencias y actúa en base a lo que con su limitado conocimiento de la verdad pragmática parece funcionar: tratar de apelar a la gracia de Dios, Dios en este caso siendo la Madre Naturaleza, el mundo natural y explorado. Siempre y cuando haga sus tributos, el universo lo recompensará, o por lo menos no lo castigara. Y este es el territorio explorado de Abel, él sabe lo que pasará si sacrifica esas cabras, él sabe que sera bendecido. Y si, él tiene el claro favor de Dios, y el universo le sonríe. Sus expectativas de acuerdo a sus sistema de creencias se cumplen, y por el momento todo esta bien, está seguro, puede sentirse a salvo pues no hay necesidad de pelear. El ha logrado trasladarse de donde estaba a donde quería estar a través de una acción que auguraba un resultado predecible satisfactorio, y lo fue.
Entra Caín, que en este caso representa a la persona que por cualquier motivo, se ve castigado por el Universo. Quizás nació pobre, quizás no es tan inteligente, quizás no es tan fuerte, quizás no es carismático, quizás fue el simple azar de un desastre natural que destruyó su trabajo, quizás se enfermó. Lo que importa saber es que Caín actúa su sistema de creencias al sacrificar sus plantas esperando obtener un resultado positivo. Pero no es así, y aquí el mundo de Caín se deshace. Sus expectativas no son cumplidas por el motivo que fuere, y desciende al caos. El caos de no entender lo impredecible del mundo, de que lo que tu creías correcto realmente no lo fue, de que incluso sabías que no era correcto y no lo hiciste, esperabas hacer trampa, y ultimadamente tu infierno es TÚ culpa. Ese es el nivel más bajo del infierno.
Caín se vuelve errático, impredecible, arremete contra Abel, su hermano, como única respuesta posible a su infierno. El no es capas de dominar el mar de lo desconocido, de lo inexplorado, de la infinidad de información que es la verdad natural y objetiva, y por tanto su realidad subjetiva termina contradiciendo a la verdad pragmática. Ha perdido toda noción de significado y propósito, ha perdido la voluntad de responsabilizarse por las carencias de su sistema de creencia, y ha perdido el interés en refinarlo y mejorarlo, y justamente. es desterrado de la sociedad y condenado a vivir en el dragón primitivo, el mar primordial desconocido.
Ambos Caín y Abél hacían sus sacrificios para complacer a Dios, pero ¿porqué complacer a Dios? La respuesta rápida, obvia y para nada satisfactoria, es porque es Dios, y es su deber. Pero como dije antes, Dios es una metáfora para la vida misma. Los sacrificios son literalmente las acciones obligadas por la moral de la verdad pragmática numero uno: el propósito más fundamental del ser humano es evitar el dolor (obtener la gracia de Dios).
Cuando uno acepta la existencia de una verdad pragmática, que no es lo mismo que una verdad objetiva, y definitivamente no es lo mismo que una realidad subjetiva, comienza a forjar su código moral, y con forme socializa, se educa y aprende que las acciones de uno tienen un impacto pragmático a la hora de evitar el dolor de uno mismo, y de ayudar a evitar el dolor de los demás. Aquí comienza la negociación, el sacrificio. Que tanto estás dispuesto a soportar de dolor para permitir que otros puedan evitar un dolor mucho mayor, cuando todos están de acuerdo en soportar una cierta cantidad de dolor (o soportar cierta imposición sobre las libertades individuales), se crea el contrato social, las leyes, los mandamientos. Por eso el mar inexplorado se vuelve seguro, o sea la Madre Naturaleza crea vida y orden dentro de lo que antes era un caos, porque tienes la confianza que el otro actuará conforme a tus expectativas, y que tu actuaras conforme a sus expectativas, que todos cumplirán su rol dentro de la jerarquía social establecida. Y de este modo la cultura representa al arquetipo del Padre Cultura en la meta-narrativa del héroe arquetípico. Un padre que juzga, que te dice lo que está bien y lo que está mal, y con el que ultimadamente vas a pelear porque las nuevas generaciones son las encargadas de mantener la cultura fluyendo y evitar su estancamiento, porque siempre debe haber un nuevo macho alfa que destrone al viejo, y los duelos por la dominación social siempre deben estar presentes en una sociedad que pretende preservarse.
Y llegamos inevitablemente a la segunda verdad pragmática del universo: la preservación es necesaria para evitar el dolor. Y no es necesario pensarlo demasiado: "no quiero pasar dolor así que debo pensar en el futuro". Y esa es quizás una de las capacidades humanas mas valiosas, reconocer que el tiempo existe, desde el punto de vista de la verdad pragmática al menos, y que ese tiempo es finito. Y con ese tiempo que tenemos, debemos preservarnos para poder unirnos con otros y con la cooperación social evitar el dolor de la manera más eficiente. Y aquí de nuevo se da otra negociación, quieres preservarte a ti mismo pero para eso te conviene preservar también a los demás, y se vuelve un balance de que tanto haces para continuar tu individualidad y continuar la colectividad. Y aquí es donde comienza la aventura en la meta-narrativa del héroe, el llamado por parte del Mago para fortalecerse y crecer y vencer al caballero de la armadura negra, al Adversario, que pone en peligro el bienestar y la preservación del grupo.
Sin embargo, estar siempre peleando es subyugarse a la muerte. Un estado constante de alerta ante la posibilidad del mal se vuelve mortal para nuestro héroe (tú) debido a que literalmente es un diagnostico clínico de un desorden de estrés post-traumático. Con el tiempo el DEPT te debilita y te hace menos capaz en la lucha contra el mal. Por eso viene la tercera verdad pragmática: la felicidad es necesaria para la preservación. Tienes un deber moral contigo mismo y con las personas para ser feliz, y más allá, tienes un contrato social con estas personas para procurar la felicidad de los demás, y de nuevo, entra la negociación entre que tanta de tu felicidad estás dispuesto a sacrificar para hacer feliz a los demás, obviamente ningún extremo es bueno, no tienes porqué ser infeliz para darle gusto a la sociedad, pero la sociedad tampoco tiene porque darte gusto a ti.
Esta obligación moral de hacer feliz a los demás es la ascensión del héroe, es cada mortal y semidiós que atravesó el inframundo para traer de vuelta los frutos de su sufrimiento al Padre Cultura, a la sociedad, para que la humanidad pueda conocer cada vez más de la Madre Naturaleza y con ello expandir más la isla de la seguridad que parte el mar infinito del caos desconocido. Este paso a través del inframundo representa el abandonar una filosofía fundamentalista de "yo estoy bien y tu estas mal", pues el caballero de la armadura negra ultimadamente era solamente un adversario pero no era realmente el mal encarnado. El mal encarnado es el dragón, es Tifón, es Ygdrassil, es la Serpiente, es toda encarnación del caos representado en la forma más primal grabada en el inconsciente humano: el reptil que habita el océano infinito de lo desconocido. Esta es la prueba más grande del héroe, aceptar que no lo sabe todo, y solo deconstruyendo lo que a aprendido puede vencer y regresar del inframundo con nuevo conocimiento y salvación para el Padre Cultura. Solo así puede Prometeo regresar con el Fuego para la humanidad. La felicidad es el descanso del alma. Del mismo modo que el cuerpo necesita descansar, la felicidad nos permite recuperarnos de la pelea contra el mal, y prepararnos para el siguiente inevitable encuentro.
Y si a lo largo de esta tediosa meta-narrativa te has estado preguntando "pero si el significado de la vida es evitar el dolor, y el mundo primordial es dolor, ¿porqué no solo suicidarnos?" Ah, tu lo haz dicho, porque al suicidarte ya no estarías evitando el dolor, ya muerto realmente no puedes actuar, no estarías creciendo ni ayudando a otros a aprender y mejorar. No serías feliz y no conocerías más del mundo natural. El suicidio es rendirse ante el dragón del caos, ante lo desconocido, y ante el mal.
Así que, como ves, sí hay una moral absoluta, la vida si tiene un significado. El dolor es vida, y eso puede parecer lúgubre y deprimente a primera instancia, pero es lo contrario lo que me mantiene positivo: es la condición humana la pelea contra el dolor, el coraje y el valor para hacerle frente a la adversidad y ser feliz, y hacer felices a los demás, y preservar una sociedad en la que todos puedan serlo.
La condición humana es alzarse sobre el caos del dolor, de explorar los más recónditos confines del mar desconocido.