En 1950, el
geólogo belga Jean de Heinzelin de Braucourt excavaba un asentamiento de
pescadores en Ishango, cerca del río Semliki, en el aquel entonces Congo Belga.
Semliki es el río que alimenta el nacimiento del Nilo con las aguas del lago
Edwards. Fue aquí que encontró un hueso de aproximadamente 10 centímetros de
largo, con un cuarzo incrustado en su punta. (Heinzelin, 1962) El artefacto óseo ha
sido tallado y pulido al grado que no se ha podido confirmar la especie a la
que pertenece. Aunque al principio se dató el hueso entre el 6500aC y el
44,000aC, tras datar el sitio de su excavación, el consenso ha sido que se creó
en el 22,000aC (A.S. Brooks,
1987),
siendo la herramienta (posiblemente) matemática más antigua del mundo después
del hueso de Lebombo, el cual se piensa era un contador o calendario lunar. (Francesco d'Errico, 2018)
El hueso en cuestión ha sido llamado Hueso de Ishango, y ha causado
polémica en cuanto a uso, siendo considerado una herramienta matemática, astronómica,
y artesanal.
Las marcas en el hueso están ordenadas en tres columnas, de cuarenta y
ocho, sesenta y sesenta tallados. Las cantidades y disposiciones de estos
grabados se han interpretado como una suerte de herramienta de conteo, una
herramienta de aritmética básica. Otras interpretaciones matemáticas son un
poco más descabelladas, pues proponen conocimiento de números primos cuando
estos no fueron entendidos si no hasta el 500aC, y la división hasta el
10,000aC.
El hecho de que las tres columnas sumen cuarenta y ocho, sesenta y sesenta
cada una, es interpretado como un calendario lunar, posiblemente creado por una
mujer para llevar la cuenta de su ciclo menstrual.
Sea como fuere, las marcas en el hueso son similares a las cabezas de
arpones encontrados en Sudan y el antiguo Egipto, por lo cual algunos
historiadores creen que hay un enlace entre esta aritmética paleolítica de la
Africa subsahariana y el comienzo de las matemáticas y el sistema de conteo en
el antiguo Egipto. (Huylebrouck, 2019) (Eglash, 1999)
Los numerales egipcios se usaron desde el 3000aC hasta principios del
primer milenio después de Cristo. (MacTutor, 2023) Fue también durante
esta época que se desarrolló en Naqada III la escritura hierática para la
anotación de documentos administrativos, crónicas, legalidades, tanto como
textos académicos y religiosos. (Hoffmann, 2012)
El texto hierático era una especie de cursiva jeroglífica, usada desde el
3200aC hasta el tercer siglo de nuestra era. El hierático era el sistema de
escritura más común en Egipto, siendo el primero en enseñarse a los
estudiantes, y sólo unos pocos sabían leer jeroglíficos.
En 1928, Alan Gardiner público una clasificación de jeroglíficos, entre
ellos varios signos hieráticos, de los cuales el enumerado Z9 representa dos
palos cruzados en diagonal, y significa destruir, romper, dividir, cruzar o
encontrar. Sin embargo, en escritura jeroglífica, ZP representa una marca de
conteo, como las encontradas en el hueso de Ishango. Es importante recalcar que,
en esta lista, Z9 representa una marca de conteo y no es un número especifico.
Una de las unidades de largo más antiguas y comunes es el cúbito, o sea la
distancia entre el codo y la punta del dedo de en medio. En el antiguo Egipto,
el cúbito real media entre 52.35 y 52.92 centímetros, Específicamente para
dimensiones de áreas, Z9 representaba inicialmente, durante el Reino Antiguo, la
fracción de 1/400 o 25 cúbitos, aunque durante el Reino Medio y Nuevo pasó a
significar un cuarto de setjat, o 2500 cúbitos, aproximadamente 689 metros
cuadrados. Esto era también equivalente a un cuarto de arura, una medida de
tierra arable de 0.28 hectáreas. (Clagett, 1999).
La diferencia práctica entre un setjat y una arura, es que el setjat es una
medida utilizada en tierra dedicada al pastoreo, mientras que la arura se
utilizaba para el cálculo de impuestos en las tierras arables de los
agricultores egipcios. Aunque son matemáticamente equivalentes, la palabra
arura es de origen griego, y toma prestada el significado del setjat egipcio.
El valor fonético
de Z9 es hsb, de donde nacen palabras como el árabe ḥasaba, y el hebreo ḥāšaḇ, que
significan caulcular y contar, y pensar a través de repetidamente partir en
mitades. (Palma, 2015)
Los caracteres
heiraticos se usaron en el silabario de Byblos durante el Reino Antiguo, el
cual fue diseñado en el Levanto para comerciar con los egipcios, siendo
precursor del abjad hebreo y el alfabeto fenicio, incluso anterior a la
separación entre las lenguas semíticas del norte y el semítico del sur, o árabe.
Se estima que se haya usado entre 1800aC y 1400aC. Aunque George E. Mendenhall
en 1985 estimó que el silabario era un antiguo sistema semítico de la costa y
data desde el 2400aC, cuando se usaban los símbolos hieráticos del Renio
Antiguo egipcio. (Vita, 2018)
Los hebreos
usaron numerales hieráticos durante su tiempo en Egipto, el siglo XIIIaC. (Aharoni, 1966) Fue de aquí que el
abjad hebreo tomó el hierático heseb para representar a su consonante taw.
Tav tiene varias
apariciones interesantes dentro de la cultura hebrea. Empezando por la
gematría, donde representa el número cuatrocientos, como lo hacía durante el
Antiguo Egipto con el 1/400 de setjat.
El midrash judío,
explica cómo la palabra emet (verdad) se forma a partir de las tres primeras
letras del alfabeto hebreo, lo que representa que la verdad abarca toda la
creación desde el principio hasta el fin (Stolper, 2011). El folklore judío cuenta la historia
del golem, una estatua de piedra humanoides que cobra vida cuando se le
inscribe la palabra emet. Sin embargo, cuando se borra la letra aleph, la
estatua muere, lo que simboliza la importancia del respiro divino de Dios en la
vida (Shapiro, 2019).
Los hebreos
pasaron cuatrocientos años en Egipto antes de que YHWH los premiara con
riquezas materiales, la tierra prometida de Canaán y venciendo a los Amoritas.
Jesús nació cuatrocientos años después de que terminara el antiguo testamento
con la predicación del profeta Malachi. Pero es en el libro de Ezequiel donde
comenzamos a entrever el verdadero significado de 400.
Ezequiel tiene
una visión donde setenta ancianos escondidos dentro de las paredes del templo adoran
ídolos pintados de la casa de Israel, fuera de la casa de YHWH, mujeres lloran
la muerte de Tammuz, y veinticinco varones con sus espaldas al templo y los
rostros al Este adoran al sol.
Un hombre vestido
en lino y con un cuerno de escribano comienza a marcar la frente de los que
lamentan la perversión de Judah con la letra taw, mientras seis hombres armados
asesinan a los que no fueron marcados. La tav que el escribano marca en la
frente a los fieles, se refiere al pastoreo de corderos por parte de su dios
YHWH, como si fuera un faraón contando su rebaño en el setjat.
El libro donde
Ezekiel comparte sus visiones fue escrito durante el exilio babilónico, entre
593 y 571aC, históricamente este es un periodo crucial para entender la
formación de la religión judía, el cambio del culto de los dioses canaanitas,
al Yahwismo, y finalmente al monoteísmo judío.
La pregunta es, ¿por
qué los ancianos sacerdotes adoraban ídolos, las mujeres lloraban por Tammuz, y
los jóvenes daban su espalda a YHWH para adorar al sol? ¿Qué tiene que ver esta
idolatría de dioses paganos foráneos con tav y 400?
El Carruaje Solar
Para entender el llanto
de las mujeres judías por Tammuz, es necesario remitirnos al año 4000aC, en la
ciudad sumeria de Uruk. El culto a la deidad mesopotámica Dumuzid, cuyo nombre en
sumerio significa “hijo fiel”, es el origen de varias celebraciones como el
lamento de Tammuz akkadio, el ciclo de Baal canaanita, el adonia griego y
posiblemente incluso el festival Khoiak de Osiris en Egipto.
Dumuzid era un
antiguo dios sumerio asociado con los pastores, hermano de la diosa de la
agricultura, fertilidad e interpretación de los sueños Geshtinanna, y esposo de
Inanna, también conocida como Ishtar. Dumuzid también fue un rey ante-deluviano
de Bad-tibira y Uruk.
Se dice que
Dumuzid traía los meses secos y calurosos del verano con su muerte anual
durante el sexto mes, debido a su asociación con la fertilidad primaveral de la
vegetación. Las mujeres eran las encargadas de llorar la muerte de Dumuzid y,
además, preparaban pasteles en forma de mujer para su esposa Inanna. (Black, 2004)
Los relatos
sumerios sobre el matrimonio, la muerte y la resurrección de Dumuzid están
presentes en cuatro mitos distintos: "Inanna prefiere al Granjero",
"El descenso de Inanna al Inframundo", "El Sueño de
Dumuzid" y "El Regreso de Dumuzid".
En estas
historias, se narra cómo Utu, el sol, convence a Inanna de buscar un marido, y
Dumuzid, el pastor, es uno de los candidatos. Al principio, Inanna se inclina
por el granjero Enkimdu, pero Utu la persuade de que los regalos de Dumuzid son
mejores, y finalmente, se casa con él.
Cuando Inanna se
entera de la muerte de Gugalanna, esposo de Ereshkigal quien reina en el
inframundo, esta prepara un plan con su sirvienta Ninshubur para iniciar su
catábasis a Kur (el infierno sumerio). Ereshkigal le ordena a Inanna a través
de Neti que se despoje de sus prendas y artefactos divinos, perdiendo su poder.
Al llegar al trono, Inanna quita a su hermana y procede a tomar el trono del
inframundo para sí misma, por lo cual es juzgada por los Anna, siete jueces del
inframundo, transformada en un cadáver, y colgada en un gancho.
Según lo
planeado, Ninshubur acude a los templos de Enlil, Nanna, An y Enki, pidiéndoles
que rescaten a Inanna. Únicamente Enki acepta, y crea dos figuras asexuales, gala-tura
y kur-gara, para complacer a Ereshkigal y bañar el cadáver de Inanna con
la comida y agua de la vida para resucitarla. Al llegar al inframundo
encuentran a Erekshigal recién parida y en agonía, quien les suplica le liberen
de su dolor ofreciéndoles un río y un campo de grano. Ambos rechazan la oferta
y demandan el cadáver de Inanna, la reviven siguiendo las instrucciones de Enki,
pero al comenzar su ascenso del inframundo, los Anuna demandan a Inanna un
sustituto, pues nadie que haya bajado al inframundo ha salido completo, y
mandan a sus galla tras Inanna… o su reemplazo. La diosa detiene a los demonios
cuando intentan llevarse a Ninshubur, Shara y Lulal, sirvientes leales a Inanna
que llevaron correctamente el duelo de su diosa.
Llegan los
demonios con Dumuzid, y lo encuentran vestido de gala descansando bajo un árbol
(o en el trono de la Diosa, dependiendo del mito) festejando con esclavas. Dirigidos
por la ira de su esposa Inanna los demonios aceptan al sustituto y persiguen a
Dumuzid. Geshtinanna, hermana del perseguido, se rehúsa, incluso bajo tortura,
a revelar el escondite de Dumuzid, quien es en cambio traicionado por un
anónimo amigo. Utu, el sol, lo salva transformándolo en serpiente, pero
eventualmente los galla le capturan y llevan al inframundo.
Tras días de
lamento y duelo, Geshtinanna, Inanna, y Sirtur (hermana, esposa, y madre de
Dumuzid) reciben una revelación de una mosca con la ubicación de Dumuzid, y al
encontrarlo, Inanna ofrece a Ereshkigal otro sustituto: Geshtinanna. Dumuzid
pasaría la mitad del año con Geshtinanna en el inframundo, y la mitad del año
con Inanna en el cielo. (Faculty of Oriental Studies,
University of Oxford, 2023)
No podemos hablar
de dioses resucitadores sin mencionar a Osiris, rey del inframundo y de los muertos.
La egiptóloga
Helen Strudwick propone que el mito de Osiris comenzó con la deificación de un pastor
que gobernaba cerca del delta del Nilo durante el periodo predinástico, entre
el 5500 y el 3100 antes de Cristo. El dios del delta, Andjety, tiene como
insignias un cayado y un mallal, ambas herramientas usadas para el pastoreo. (Strudwick, 2006) El mallal era usado
ancestralmente para recolectar el ládano, una resina pegajoa, que se adhería al
ganado cuando pastaban entre los arbustos de cistus. Este ládano se usaba para
la creación de hierbas medicinales, perfumes y vino. Esto apoya la teoría de
que algún pastor de renombre fue crucial para la sociedad egipcia predinástica
y se le reverenció como un dios.
No es sino
hasta el Imperio Antiguo Egipcio que encontramos evidencia textual del culto a
Osiris, en tumba en Saqqara perteneciente al faraón Unas de la quinta dinastía.
(Roth, 1998)
Los muros contienen hechizos para ayudar al faraón a resucitar en la otra vida,
la inscripción 317 contiene lo que se conoce como una fórmula de ofrenda para
que el faraón pueda utilizar los bienes materiales con los que fue enterrado, y
dice:
"Él ha venido
verdaderamente, Osiris, este rey, este Unas. Él ha venido verdaderamente, este
rey, este Unas. Lo he unido, este rey, este Unas, a mi padre Osiris. He abierto
los caminos para él que es perfecto, para Osiris."
Durante el
periodo temprano dinástico, esta fórmula mencionaba sólo a Anubis, pero durante
el Imperio Antiguo se incluyo a Jentiamentiu, quien era a la vez que una deidad,
un título para Osiris y Anubis que se refiera al “mas importante de los occidentales”,
siendo los occidentales aquellos al Oeste del Nilo, donde se enterraban los
muertos orientados al sol poniente. (Griffiths, 1980)
Osiris
termina absorbiendo los atributos del solar Seker y del dios arquitecto creador
Ptah, quien a su vez había absorbido al dios ctónico Tatenen y al dios de la
fuente del Nilo Khum.
De Khum
obtiene la creación de la humanidad y los dioses a través del barro obtenido
del Nilo, de Tatenen la tierra que se alza del Nilo en forma de benben, mastaba
o pirámide, de Seker la muerte y resurrección del sol Ra, y de Ptah el orden o
dominio del caos (Set).
El alma o
ba de Osiris, fue deificada en la diosa Banebdejet, cuyo nombre en jeroglíficos
representa la cabra (igual que Khum) y la djet o columna vertebral de Osiris y
por tanto la estabilidad de la continuidad de la vida.
El culto a
la cabra como representación del alma divina y su asociación con el dios pastor
Osiris nos indica un posible origen de Osiris en las tribus pastorales en la
fuente del Nilo.
De esta
manera, un dios originalmente pastor, se asocia con la vida y muerte de la
vegetación a través de la inundación Anual del Nilo, así como con el ir y venir
del Sol cada noche.
Fue aproximadamente
en el 2334aC que el rey Sargon de Akkad conquistó las ciudades-estado sumerias,
marcando con ello el fin de su civilización y posicionando el lenguaje akadio,
originalmente semítico, como principal en Mesopotamia.
El declive de
Akkad comienza en el 2150aC, y Babilonia, una de sus ciudades vasallas, se
alza. El periodo de mayor prominencia babilónica duró varios siglos, lo que es
llamado el periodo de la Antigua Babilonia, desde 1894aC hasta 1595aC.
Por otro lado,
Asiria fue una potencia semítica al norte de Mesopotamia, que se alzó durante
el siglo XIVaC hasta el siglo XIaC.
El festival babilónico
de Tammuz se celebraba en el décimo mes del calendario asirio moderno y hebreo,
que corresponde al verano en el hemisferio norte, durante los meses secos de
junio y julio. El nombre de este mes proviene del calendario asirio y
babilónico, llamado Arah Dumuzu, en el que se conmemoraba la muerte y
resurrección del dios Tammuz durante la luna nueva del solsticio de verano.
Durante el festival, se realizaban lamentos el segundo día del mes, con
procesiones de antorchas en los días 9, 16 y 17, y en los últimos tres días, se
enterraba una imagen de Tammuz (Ackerman, 2019)
Para el sXaC, este
imperio logró convertirse en la potencia dominante del Levanto, Mesopotamia e
incluso Egipto, y fue durante el siglo VIIaC del llamado imperio Neo-Assyrio
que conquistaron también el reino hebreo de Judah, bajo el reinado de Manasés,
cuando se llevó a cabo el infame exilio babilónico en el que Ezekiel tuvo sus
visiones proféticas. (McCarter, 1986).
Durante el
adonia, las mujeres griegas ofrecían incienso en sus techos al dios fenicio
Ba'al, cuyo nombre es equivalente al de Adonis. Este nombre significa Dueño (de
la tierra) o Señor en los lenguajes semíticos de la antigüedad y se aplica a
los dioses como título de reverencia, especialmente al dios babilónico Bel
Marduk y al dios canaanita de la tormenta Ba'al Hadad. Durante el Ciclo de
Ba'al, este último viajaba al inframundo a enfrentar a Mot, dios de la muerte,
lo que causaba periodos de sequía en la superficie. Ba'al era adorado en Canaán
como un dios de la fertilidad, trueno, viento y lluvia. Se decía que los meses
secos de verano se debían a su paso por el inframundo, y su regreso a la
superficie durante el otoño traía las tormentas que revivían la tierra. Además,
como dios de la cosecha, en su saturnino conflicto con su padre El, combatía a
las deidades serpentinas marinas Yamm y Lotan, favoritos de El, para mantener
su título como jinete de las nubes.
En el relato de
Burkert, un día Ba'al celebra un banquete en el palacio que le construye el
dios arquitecto Kothar-wa-Khasis, lo cual ofende a Mot. Después de que Ba'al lo
invita al banquete, Mot, siendo un dios que come carne humana, se queda
insatisfecho por el pan y el vino y ofende a Ba'al. Shapash, el sol, le
aconseja a Ba'al que vista a una cabra con sus ropas y la envíe al inframundo
para distraer a Mot, mientras Ba'al se disfraza de sombra. Anat, diosa de la
caza, equivalente a Atenas, hermana y esposa de Ba'al, encuentra los restos de
la cabra con la ropa de Ba'al y comienzan los lamentos, incluso de El. Es
entonces cuando Anat atraviesa a Mot con su espada y arroja sus restos
incinerados a la superficie calcinada. Solo entonces Shapash regresa con el
verdadero Ba'al. (Burkert, 1996)
El culto de Ba'al
se extendió por Egipto durante el Imperio Medio (2040-1750 a.C.) y al
Mediterráneo en Grecia tras la expansión colonizadora fenicia del primer
milenio antes de Cristo. Jezebel, esposa de Ahab, rey de Israel, trató de
introducir el culto al Ba'al fenicio en la cultura israelita durante el siglo
IX a.C., lo que causó que los judíos dejaran de usar Ba'al como título para
Yahveh y tomaran a Ba'al como un demonio, posteriormente conocido como
Beelzebub, Señor de las Moscas (Hestrin, 2006).
En el siglo VIII
a.C., la Grecia arcaica se encontraba cerca de las fronteras del imperio
Neo-asirio. Se cree que durante esta época de orientalización se adoptó en la
cultura griega el culto asirio de Tammuz y Baal bajo el nombre de Adonis (Cotterell, 2019).
El dios
arquetípico muerto-y-resucitado griego es Adonis, un hombre mortal, amante de
Afrodita y Perséfone, cuyo nombre viene de la antigua palabra canaanita adon,
que significa “Señor”, y esta a su vez viene del hebreo adonai, que se
usa como uno de los títulos más comunes para referirse al Dios del antiguo
testamento.
En el poema
Metamorfosis de Oviedo se cuenta como la madre de Mirra, hija del rey Cinyras
de Chipre, presume que su hija es incluso más hermosa que Afrodita quien la
maldijo con una lujuria insaciable por su propio padre. Mirra es exiliada del
reino y convertida en un árbol de mirra, del cual se obtiene un anestésico para
los moribundos y el incienso que se usa en el tabernáculo de Moises y que los
Reyes Magos regalan a Cristo al nacer. Sea como fuere, de esta unión incestuosa
nace Adonis quien es llevado por Afrodita al inframundo para ser criado por
Persefone. Ambas se enamoran de él cuando se convierte en adulto y el conflicto
es resuelto por Zeus, quien ordena que Adonis pase medio año en la superficie
con Afrodita, y medio año en el inframundo con Persefone.
Un día, Adonis es
atacado por un jabalí salvaje durante un viaje de caza, causando su muerte en
los brazos de Afrodita, cuyas lágrimas se combinaron con la sangre de su amante
y se convirtieron en la anemona. La identidad del jabalí se asocia tanto con Zeus,
como con Ares, e incluso Apolo, pues todos estos dioses tenían uno u otro
motivo para vengarse de la pareja. La diosa entonces instaura el festival
fúnebre de Adonia.
El luto por
Adonis se ha celebrado anualmente tanto en la Atenas clásica medio milenio
antes de Cristo, como en las ciudades helénicas Alexandria y Argos, durante el
siglo II adC. (Simms, 1997)
Tanto Aristófanes
como Plutarco documentan la fecha de esta costumbre con la Expedición de
Sicilia del año 415 antes de Cristo, aunque hay diferencias entre la propuesta
de la expedición en primavera y la partida del navío a mediados del verano, con
quien Teophrasto y Platón parecen estar de acuerdo. (Dillon, 'Woe
for Adonis': But in Spring Not Summer, 2003) Quizás el mito mismo
nos provea de esclarecimiento, pues si tomamos al jabalí como un marcador del
calendario animal, este cerdo salvaje se reproduce a finales del otoño y paren
a principios de primavera. (King, 2023)
Este rito
funerario era uno de los que exclusivamente practicaban las mujeres en donde se
tratan ciertas connotaciones sexuales y reproductivas. (Goff, 2004)
A diferencia de otras celebraciones oficiales, esta no era organizada ni
financiada por el estado ni formaba parte del calendario religioso. (Dillon, Girls
and Women in Classical Greek Religion, 2001) Durante la
celebración de este festival las mujeres griegas, especialmente las atenienses,
bailaban y cantaban sobre sus tejados, tras lo cual plantan “jardines de
Adonis” con vegetales de rápido crecimiento, como lechuga e hinojo, en tiestos
y las dejan en sus techos. La luz directa las hace crecer rápidamente, pero el
sol calcinante del medio verano las marchita, tras lo cual las mujeres se
desgarran las túnicas, golpean el pecho y lamentan la muerte de Adonis. La
procesión fúnebre conduce a las mujeres con sus jardines de Adonis, en medio de
lamentos, por las calles de la ciudad hasta llegar a un mar o manantial, en
donde arrojan las vasijas, que contienen las estatuillas de Adonis, al agua. (Fredal, 2002)
El simbolismo de
estos jardines de Adonis se presta a la controversia: James George Frazer en La
Rama Dorada lo interpreta como un ritual de cosecha donde se espera crezca
tan rápido como esos jardines, pero para John J. Winkler representan la
futilidad del hombre ante la regeneración, tanto humana como vegetal. (Wilker,
October 1991)
Para los antiguos
griegos, la letra tau representaba la vida, mientras que la letra theta
simbolizaba la muerte. En Atenas, se usaba theta como símbolo de peligro y se
utilizaba para votar por la pena de muerte de un enjuiciado, así como para
marcar a los prisioneros con una X en un círculo (Robinson,
2016).
Incluso en algunas monedas romanas, se inscribían las caras de los emperadores
con Delta y Epsilon, cuyos valores sumaban nueve, el valor numérico de theta (Kraay & Hirmer, 1966).
La letra theta
proviene de la letra teth o tet en el alfabeto fenicio, la novena letra del
abjad semítico. El grafema fenicio de teth se asemeja a una rueda con una equis
en el interior, aunque otra explicación es que se basa en un glifo de la Era de
Bronce llamado tab, que significa "bueno" y que se basa en el
jeroglífico egipcio Nefer, que combina los significados de "bueno" y
"hermoso". Se cree que el jeroglífico consta de una figura de un
corazón y una tráquea (Coulmas, 1990).
A estas alturas surge la pregunta, ¿qué tienen que
ver estas deidades muertas-y-resucitadas con la letra tau? Adonis, Ba’al, Osiris,
Tammuz y Dumuzid son todos dioses asociados con el calor del sol veraniego que
marchita las plantas con su muerte, y regresan a la vida con la lluvia y la luz
del amanecer.
El culto a todas estas deidades era común en la
sociedad hebrea de la Era de Bronce, hasta que un esfuerzo nacionalista por
combatir la influencia egipcia y asiria terminó por sincretizar al panteón canaanita
y mesopotámico en el dios que hoy conocemos como Yahweh.
De esta manera la marca de la salvación taw se
inscribe en la frente al rebaño de hebreos fieles a su pastor YHWH, que
repudian el culto a los otros dioses de la resurrección, aun cuando esos dioses
fueron pastores de almas en sus propios panteones.
Pensando en la letra T como un símbolo de vida y
muerte, la cruz cristiana es probablemente el símbolo contemporáneo más
universalmente asociado con la resurrección, por lo menos en Occidente.
El lamento femenino por el dios solar
muerto-y-resucitado se conserva en nuestros tiempos a través de la Virgen María
y María Magdalena que bajan a Cristo de la taw, tienden a sus heridas y lloran
su muerte previa a su resurrección. La cruz es el símbolo con el que
agradecemos y lamentamos el sacrificio de Cristo, nuestro pastor, el hijo fiel
de YHWH.