lunes, 22 de mayo de 2017

Tu, el guardia de Auschwitz

Conocerte a ti mismo es aceptar que, dadas las circunstancias, incluso tu pudiste haber sido un guardia en Auschwitz. Creer que el otro es tan malo, y tu tan bueno, que no había otra manera de que él hubiera podido decidir actuar, y que no hay manera de que tú hubieras podido haber decidido actuar como él, es un camino seguro a tu propia destrucción.


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La única forma de dominar al monstruo es conocerlo, y reconocer el mismo monstruo que habita en cada uno de nosotros. Este monstruo es llamado por Carl Jung la Sombra, el arquetipo subconsciente que alberga todos nuestros anhelos secretos hasta para nosotros mismos (anhelos buenos o malos) y dicta nuestras acciones cuando el ego y el super ego se hacen de la vista gorda.


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En parte, la Sombra actúa tan campante debido a nuestro desconocimiento de su existencia, pero definitivamente se cierne sobre nuestras acciones cada vez más seguido cuando decidimos ignorar al super-ego. Es fácil decir "sólo seguía ordenes" y querer justificarnos con eso, pero es más fácil actuar en base a nuestro instinto malévolo por un deseo secreto que tenemos de saciar esos instintos primales.

Debemos reconocer antes, que todos somos capaces del mal, y entender porqué somos capaces de ser malos es la única manera de juzgar nuestras acciones diarias y mantenernos en el camino del bien.

El bien, o la virtud, no es la ausencia de maldad. Un conejo que no mata a un león no es virtuoso. Una persona que es buena porque no puede ser mala tampoco es virtuosa, en la mayoría de los casos quizás es hasta cobarde. Una persona, en cambio, que no sabe que puede ser mala, es más peligrosa, porque puede ser mala sin saber que está actuando su Sombra en el mundo. 

Contemplate a ti mismo, conoce a tu monstruo, para que puedas dominarle y utilizarlo para el bien. La negligencia de reconocer en ti mismo a tu Sombra puede culminar en comportamientos patológicos, incluso psicópatas. Una sociedad patológica termina en genocidio.

Hay un característico agrandamiento del complejo de victima en todos los Estados que se han vuelto genocidas: la idea de que el Otro te ha oprimido y que no dejará de hacerlo, es la motivación que el demagogo implanta en los grupos "oprimidos" para convencerlos de acabar con el Otro, antes de que puedan verse víctimas del opresor.


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El problema de proceder con esta premisa, es la errónea creencia de que puedes dividir a las personas en grupos homogéneos de opresores (malos) y oprimidos (buenos). Y aún peor, si crees que tu siempre has sido una victima y que el Otro siempre ha sido un tirano, te justificas moralmente el oprimir a quien percibes como tu victimario.

La opresión no es más que el aspecto negativo de la autoridad. En términos de Carl Jung, el Padre Cultura es el arquetipo de la moral y los códigos sociales que te juzgan y moldean para crecer como un miembro productivo de la sociedad. No se necesita mucha imaginación para entender que el Padre Cultura puede tener el aspecto negativo del tirano y el aspecto positivo del Proveedor, y la gran mayoría de las veces, navegamos entre ambos aspectos. Pero lo que es indiscutible es que siempre es necesaria una autoridad moral, una jerarquía. Siempre habrá personas mas merecedoras de recompensas debido a su virtud, virtud que puede ser productiva, moral, intelectual etc.

Enjuiciar automáticamente a la autoridad como opresora (por el simple hecho de ocupar una clase mas alta que las clases oprimidas) termina por provocar una negligencia de la responsabilidad personal del individuo. ¿Si la autoridad no tiene derecho de ser autoridad, que código moral o legal tiene el poder de obligarme a actuar de uno u otro modo? Es con este pretexto que la aparente victima pretende justificar su autodestrucción, y la destrucción del opresor.

Con este ejemplo pasamos del genocidio Nazi al genocidio comunista, el cual fue tres veces más mortífero que el sufrido por los judíos. Donde el proletariado ejecutó a los "virtuosos" burgueses que emprendían y creaban empleos para los trabajadores, creaban riqueza y se ponía al alcance de todo aquel que deseara trabajar por ella. Una vez acabada la clase burguesa no había una élite económica (ni moral) que empujara a la clase trabajadora a mejorar, a ganarse la vida, a proveer. Esto ultimadamente causo 20 millones de muertes nada más en la Unión Sovietica.


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Pretender igualar a todas las personas, independientemente de sus vicios o virtudes, destruye por completo la competencia por la productividad y la excelencia moral.

El complejo de victima ante la autoridad virtuosa culmina en resentimiento y psicopatía hacia el virtuoso y hacia la vida misma. El ideal es un modelo a seguir, es lo que quieres ser, pero al mismo tiempo es un juicio sobre lo que no eres. Enfrentar ese juicio y la reacción ante él es lo que define nuestros sistemas de creencia. En el caso de Caín y Abel, Caín asesina a Abel para deshacerse de ese ideal, deshacerse del juicio sobre uno mismo, y también para vengarse de dios.


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Si no hay un modelo a seguir entonces uno tampoco está mal, y así logra evitar el dolor de no ser quien podría ser, evita la responsabilidad individual, y de aquí nace la filosofía nihilista. Es ese sentimiento lo que justifica la idea de que la autoridad del hombre exitoso es un peligro para uno mismo, y convence a la victima de cometer un genocidio, no sólo para acabar con el tirano, si no para actuar en el mundo (como Caín actúa en Dios) su resentimiento.

Consideren, entonces, la posibilidad de un demagogo que te haga sentir mejor sobre ti mismo, convenciéndote de que eres una victima, de que mereces deshacerte las responsabilidades que el Padre Cultura (en su aspecto de Hombre Virtuoso) ha impuesto sobre tu espalda, y por ende te desprende de los códigos morales que forman tu super-ego o conciencia.


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Cuando uno abandona toda obligación moral hacia la sociedad, y hacia uno mismo, se dedica al hedonismo, a la búsqueda del placer instantáneo que puede ser tan inocuo como un dulce hasta tan destructivo como la heroína. Uno se convierte en su propio opresor, en su propio tirano. Entre más se refuerzan las conductas del vicio más poder tiene la Sombra sobre el Ego y uno pierde la fuerza de voluntad para levantarse contra la tiranía de uno mismo. La única opción es dar un salto al vacío, y adentrarse en el caos de lo desconocido, que sería romper con la ideología en la que uno se ve envuelto y aceptar que el modelo que percibíamos del mundo no es como creíamos, incluso que nuestro pequeño y personalizado infierno es nuestra culpa. El problema es que una vez habiendo caído en patologías auto-destructivas, es imposible volver al estado anterior sin aceptar antes el mal que contiene uno mismo, pues como Jung nos explica, regresar al estado inocente sin incorporar la propia maldad sería equivalente a cortar partes de la propia persona. Uno debe sumergirse en el caos y salir victorioso, reincorporando al Padre Cultura obsoleto y mejorandolo con lo aprendido en su naufragio.



Reincorporarse a la sociedad con una persona mejorada es especialmente importante debido a que la percepción consciente del mundo es realmente una percepción de un modelo del mundo, forjado de una combinación de expectativa y deseo (aunque quizás mas fuertemente de la expectativa que del deseo) mientras que la percepción subconsciente de nuestro mundo (no del modelo) depende de las reacciones biológicas a estímulos positivos o negativos.

El hecho de que nuestra percepción consciente depende de nuestro modelo del mundo es debido a que la inteligencia humana a aprendido a seleccionar niveles de análisis de todo el conjunto de variables de información. Esta habilidad para seleccionar el nivel de análisis, equivalente a la habilidad de abstraer, es lo que nos permite categorizar adecuadamente los conceptos y el significado de dichos conceptos. Nos permite hablar eficientemente sin tener que especificar, por ejemplo la especie de un árbol que vemos, pero tampoco usamos un termino tan ambiguo como vegetal. De este modo el significante puede variar de idioma en idioma pero el significado siempre se entenderá en el contexto adecuado.


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Por eso cuando vez una computadora generalmente no eres consciente de que existe la tarjeta gráfica, la tarjeta madre, la batería, la antena de WiFi. Incluso no eres consciente de todas las teclas del teclado debido a que la memoria muscular ya ha aprendido a reaccionar al objeto a partir de movimientos inconscientes.

Del mismo modo pasa con una palabra. El significado de una palabra depende de su posición en una frase, y la frase en la oración, y la oración en el párrafo, y el párrafo en el capitulo, y el capitulo en el libro, y el libro en la categoría literaria, y la categoría literaria en la cultura y la cultura en un subconsciente colectivo.

La información que percibes es la que según tu sistema de creencias es valiosa para cumplir tu objetivo. Uno conscientemente no ve todo el mundo todo el tiempo, ve solamente lo que necesita ver para cumplir sus objetivos. La fracción de información que procesamos conscientemente es diminuta y depende totalmente de la tarea en mano. 

Así que si desconoces tu Sombra, desconocerás las tareas en mano que tiene preparado para ti, desconocerás porque percibes el mundo de la manera que lo percibes, y no entenderás porque prefieres actitudes corrosivas a realmente cumplir con la voz de tu conciencia. Desconocer tu Sombra pudo, muy literalmente, haberte convertido en uno más de los guardias de Auschwitz.


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