viernes, 9 de mayo de 2014

¿Por qué siempre tengo la razón?

La guía inequívoca para ser un odioso sabelotodo.

  1. Si no sabes algo, admítelo. Nadie te puede decir que estás mal cuando admites que no sabes.
  2. Si no estás seguro de algo, dedúcelo con un procedimiento de lógica justificada, y añade "yo creo", "yo supongo", "yo espero" antes de la afirmación. Una opinión esta fundamentalmente libre de ser enjuiciada como errada, aún menos cuando la obtuviste mediante un proceso lógico.
  3. Si no entiendes algo, divídelo en partes, encuentra el conflicto en cada una de ellas, y aporta una solución holística para la totalidad del problema, en lugar de parcharlo con cientos de curitas. "La explicación más simple suele ser la correcta."
  4. Tomate tu tiempo para pensar. Escucha TODO lo que tus interlocutores tienen para decir, porque puede pasar una de dos cosas: si agotan sus argumentos, es más fácil encontrar sus puntos débiles. Apresurarte a azotar tu opinión solamente te pondrá en desventaja al desconocer el arsenal del otro. Por otro lado, al escuchar todo lo que tienen para decir, puede que te des cuenta que ESTABAS en un error, y al decir "tienes razón", tú mismo la tienes al reconocérselo.
  5. Cuando no te riges por un sistema de moral dualista (bien y mal), es casi imposible caer en un error. "Haz el bien cuando debas, y el mal cuando puedas." Si no le haces daño a nadie con tu pecado, ¿por qué estarías mal?
  6. El conocimiento se usa para construir o reconstruir, no destruir. Tu razón se invalida cuando la blandes para hacer pedazos a los demás, en lugar de ayudarlos a mejorar.
  7. Lee mucho. Cuando creas que ya lo sabes todo, sigue leyendo.

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