lunes, 23 de enero de 2012

La Razón


Siempre me pregunté
porque seguir? porque no morir?
Siento algo de mi queriendo salir
Algo de mi queriendo huir.

Pero ell tiempo me enseñó,
que el Jardín de la Vida es real
que en aquel lugar abundan las flores y el centeno
y el oro es opaco junto al trigal.

Todo esta dispuesto para nuestra felicidad
no hay hambre ni muerte
y los árboles nos dan sus frutos con bondad.

Solo se nos encomienda una tarea,
cuidar de una rosa roja
asi sea contra el Dios de la marea
o del fuego que de nuestras carnes nos despoja.

Y esa rosa es única en el Edén,
prodigiosa en su existir
y majestuosa en el desdén
pues sabe sus espinas muy bien blandir...

Son gotas de sangre lo que se llora
el precio de obtener lo que uno añora.

Y cuanto mas cubra uno a la flor
cuidandola del dolor
cuanto mas tenga en su mano esa rosa
más aún nos parece hermosa.

Es un hechizo el amor
que saca lo mejor y lo peor
desenvania el día y el dolor
la apatía y el pavor...

Y al final del camino,
nuestro cuerpoo abra perdido
esa carne se habra ido
dejando el alma aquel nido.

Y en el jardín de la vida
mas bello no habra nada
podreis ver que quedaran
dos rosas felizmente entrelazadas.

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