lunes, 23 de enero de 2012

Muros de Polvo


Eran tiempos de un cielo azul, de un sol resplandeciente, y de una suave y fresca brisa. El alegre murmullo de la ciudad flotaba por la ciudad, contagiando de alegría a todo aquél que la recibiera. Las bellas aves canturreaban por ahí sus incesantes pero alegres canciones, enamorando a los desenamorados y agrandando el amor de los ya enamorados. Todos los hombres eran fraternales hermanos, y todas las parejas apasionados amantes.

No había diferencias, no había problemas de ningún tipo. No había guerras ni disputas, no había odio ni rencor… Desde la Mezquita hasta la Iglesia, y desde esta hasta el Templo. Y era aquí donde yo me encontraba, celebrando la Sagrada Fiesta de Hanukha. Las velas encendidas iluminaban al rabino y a los fieles. La alegre tonadilla zumbaba por mis oídos y las caras risueñas de los niños hacían de este Templo un paraíso en la Tierra.

Las puertas se abrieron de golpe, sin embargo, concentrado en mí oración no le preste atención, debía de ser algún aldeano que llegaba tarde a la fiesta. Mis ojos continuaban cerrados. Oí como el ambiente se agitaba aún mas, pero de pronto, el Templo quedo enterrado bajo una capa de tétrico silencio. Mis ojos continuaban cerrados. Oí unas pesadas botas que se dirigían al altar, y cuando se acercaron a mí, al punto de que ya no sabía si estaban frente o detrás de mi, y una fuerte voz que retumbo por las paredes dijo:

Jude! Stan bis, wenn ich mit Ihnen spreche und meine Augen ansehe!

Me sorprendí de oír a alguien me hablara de esa manera, y al abrir los ojos, le enseñé a quien me hablaba que no había manera de verlo directamente a los ojos.

“Verfluchter blinder Jude” dijo el alemán. Me golpeó en el estomago y me arrodillé a causa del dolor. En otros tiempos hubiera podido pelear de vuelta. Pero ahora, viejo y ciego como estaba, me encontraba a la merced de aquel alemán.

Oí disparos, pero supe que no habían matado a alguien, sino que estaban asustándonos para que nadie intentara hacerse el héroe. Esto era un acto terrorista. Supe que no habría daños mayores, pues el objetivo de los terroristas no es matar ni destruir, sino inspirar en el débil corazon humano el terror, el sufrimiento, la agonía.

Voces de mujeres aterrorizadas, de niños llorando, de hombres luchando, y de alemanes gritando. Todo esto llenó mi cabeza en un instante. Sentí como una culata de alguna pistola me impactaba en la nuca, justo donde el cuello y la cabeza se unen. Rápidamente, el sonido se difuminó, y quedé inconsciente, en una oscuridad más negra y densa que la niebla de la ceguera.

Al despertar, lo primero que sentí fue un frío taladrante en mis huesos. El dolor de la nuca revivió como el ave fénix en el fuego, y una gélida humedad invadía mi piel. Por experiencias pasadas supe que me encontraba en una prisión. Traté de recordar lo que había pasado antes…

A las pocas horas de unir los hechos, de suponer y de ponderar, llegué a una conclusión: El Führer, el Tercer Reich, el Partido Nacionalista… Habían tomado control de Alemania… Lo curioso es que no soy judío, sino que me han encarcelado por pensar libremente. Por amar a negros, homosexuales, y judíos, como lo que son: seres humanos.

Había sido encarcelado con una total arbitrariedad, sin juicio, juez ni jurado…

07/01/2008

4 comentarios:

Anónimo dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
Anónimo dijo...

Vaya, me encantó tu escrito, tienes muy buena madera para escribir, y parece que te gustan los idiomas no? seguiré tu blog, saludos :)

PD: Sorry, se me borró el primer comentario x)

josefavelam dijo...

muchas gracias :)
estaré subiendo contenido más seguido, estate pendiente =D

Anónimo dijo...

Eres muy amable, te seguiré leyendo, hasta en otra!